« ¿Qué mundo estamos creando si solo creamos compañías que maximizan las ganancias?»
Perry Chen, abril de 2019, Skoll World Forum
Durante la fase inicial, los emprendedores creativos suelen tener dificultades para encontrar capital alineado con valores que apoye su misión, su visión de largo plazo y su independencia. Cuando salen a recaudar fondos, estos emprendedores suelen toparse con un abordaje del capital de riesgo que resulta genérico e igual para todos, diseñado para producir empresas unicornio y para que los inversores logren un éxito seguro. Estas inversiones suelen forzar a las empresas a adoptar un camino que lleva rápidamente al crecimiento o al fracaso. En última instancia, empujan a los fundadores hacia una salida, ya sea a través de la venta o saliendo a cotizar en la bolsa. Son muchos los inversores de impacto que han adoptado esta estrategia hacia el capital de crecimiento, sin dedicarle la debida consideración al efecto de largo plazo que estas estructuras e instrumentos financieros tienen en la misión, los valores y el impacto de la compañía.
Estas formas convencionales de inversión están reñidas con las ambiciones de muchos emprendedores creativos y sus valores y misiones fundacionales. A dichos fundadores les importa más que el crecimiento por el crecimiento mismo. Ante las crecientes crisis sociales, políticas y ambientales, han elegido, de modo deliberado, la empresa creativa y el emprendedorismo, en lugar de trabajar involucrándose en políticas, organizaciones sin fines de lucro o el activismo para lograr un cambio social. Quieren crear empresas que sean sociales y sostenibles. Como resultado, suelen tener dificultades con los esquemas convencionales e institucionales de capital de riesgo, que pueden obligarlos a diluir sus misiones fundacionales para satisfacer las necesidades de los inversores (salidas, crecimiento rápido, liquidez de corto plazo, etc.).
Las empresas creativas con motivaciones sociales necesitan estructuras de inversión y de propiedad que no obliguen a los fundadores a vender sus compañías o a comprometer sus misiones. En Purpose Ventures, proveemos capital de crecimiento que se encuentra alineado con emprendedores impulsados por un propósito, y trabajamos con compañías para hacer la transición hacia la propiedad responsable. La propiedad responsable es tanto una serie de herramientas legales como la filosofía de que las compañías deben existir para lograr un propósito que vaya más allá de impulsar el valor de los accionistas y que deben ser las personas de la compañía o quienes estén estrechamente vinculadas con su misión quienes impulsen la toma de decisiones.
Los modelos de propiedad responsable han sido adoptados por un puñado de compañías pioneras en los Estados Unidos, incluidas OpenAi, Organically Grown Company y Mozilla, y por decenas de empresas medianas en toda Europa en general, y, más específicamente, más de mil compañías de Dinamarca. Estos modelos han sido probados durante más de un siglo, y han demostrado que son capaces de actuar como entidades corporativas socialmente responsables que reducen el impacto adverso de nuestra economía en el planeta. Las empresas de propiedad responsable no solo suelen tener márgenes de ganancia superiores a los de las compañías tradicionales con fines lucrativos, sino también es más probable que emerjan intactas de las crisis financieras, además de ofrecer retornos significativamente menos volátiles. Comparadas con compañías de propiedad convencional, las compañías de propiedad responsable también pagan mejores salarios con mejores beneficios a sus empleados, tienen menores tasas de deserción de sus empleados y es menos probable que reduzcan personal en momentos de dificultades financieras.
En 2018 invertimos en Creative Action Network (CAN), una comunidad de artistas y activistas, que hace arte con un propósito e impulsa cambios políticos. Nos conectamos con CAN después de un año de búsqueda de una inversión de crecimiento que se alineara con su misión de combinar el activismo político, el crowdsourcing creativo y los artistas que los apoyaran. Trabajamos con ellos para desarrollar una estructura de inversión de demanda – dividendos autoliquidable, que les permite compartir las ventajas económicas con los interesados (por ejemplo, artistas, organizaciones políticas sin fines de lucro) mientras nos proveen a nosotros y a otros inversores un rendimiento ajustado por el riesgo. Nuestra inversión los ha ayudado a escalar su impacto y a crear nuevas campañas políticas y creativas. Al final de nuestro contrato, CAN será una compañía propia, capaz de reinvertir sus ganancias en su propósito y su comunidad de artistas para escalar aún más su impacto.
Nos enorgullece haber apoyado a CAN para que se convirtiera en un ejemplo pionero de la propiedad responsable en la economía creativa, y en un futuro nos empeñaremos en brindarles apoyo a los emprendedores creativos. Creemos que para apoyarlos en cumplir su misión y preservar su creatividad, tenemos que examinar cómo invertimos, no solo en qué lo hacemos. Tenemos que analizar cómo una estructura de inversión genera un impacto de largo plazo o lo debilita, y el modo en que estas estructuras apoyan los Objetivos de Desarrollo Sostenible y contribuyen a una sociedad más inclusiva, sostenible y equitativa.
El mundo necesita soluciones y líderes creativos. Es nuestro trabajo promover su creatividad y preservar su impacto a través de inversiones alineadas.