«Ciudades creativas» y «economía creativa» son términos del discurso que surgieron en los años 90 para caracterizar la transformación de las ciudades en Europa y América del Norte, que pasaron de una economía industrial a una posindustrial, como parte de un giro neoliberal en todo el mundo. En El Cairo, como en muchas otras ciudades del Sur Global en diversas etapas de industrialización, la respuesta a la desregulación y el desmantelamiento de los programas de bienestar se ha manifestado, mayormente, en la economía informal. Abandonadas a su suerte, las comunidades han desarrollado soluciones creativas para sus necesidades y retos cotidianos, desde lo que se vincula con la vivienda y el transporte hasta lo que se refiere a la salud y la educación. A falta de prestaciones del Estado, se ha desarrollado un sector paralelo. Desde esta perspectiva, podría decirse que la informalidad es creatividad.
Se ha puesto demasiado de moda idealizar la informalidad urbana como alternativa a la economía regulada, supuestamente para permitir que las comunidades velen por sus propios intereses mientras deslindan al Estado de su propia responsabilidad ante los ciudadanos y como custodio del bien público. Se trata de un terreno resbaladizo que conduce a conflictos comunitarios y a divisiones en el seno de la sociedad, como lo demostraron los acontecimientos de la Primavera Árabe. Si bien las ideas y las acciones revolucionarias proliferaron durante las revueltas, quienes se adueñaron de las calles fueron, en realidad, rufianes, y a menudo el conflicto en los espacios públicos se resolvía de modo violento, excluyendo, la mayor parte del tiempo, a las personas vulnerables y a los grupos minoritarios.
Esta realidad plantea importantes interrogantes respecto del papel que tienen los agentes creativos en ciudades en las que prevalece una economía y prácticas urbanas informales, que representan hasta el 60%-80% en muchas ciudades africanas. La cuestión es cómo mantenerse relevante y con una participación constructiva bajo una situación imperante de informalidad, sin rechazarla de plano ni idealizarla de modo incondicional. A lo largo de la última década, CLUSTER, una plataforma independiente de investigación y diseño urbano en el centro de El Cairo, ha desarrollado proyectos para mantener, de forma crítica y creativa, este equilibrio delicado.
A continuación dos proyectos como ejemplo:
1. Pasadizos del centro de El Cairo
Si bien el centro de El Cairo se planificó a fines del siglo XIX basado en los bulevares y las calles radiales al estilo Haussmann, incluye una red de pasajes comerciales y pasadizos de servicios públicos que constituyen una estructura paralela aunque menos visible. En lugar de considerar esta red como meros espacios vacíos, en 2012 CLUSTER empezó a mapear esta tipología urbana como un espacio de mediación y negociación entre lo público y lo privado, lo formal y lo informal, pero también como espacios de transición y liminalidad. Los pasadizos no solo albergan actividades «incompatibles», como bares, cafés y mezquitas, ofreciendo de este modo un espacio público de inclusión y coexistencia, también pueden alojar una gran variedad de programas artísticos y culturales, como festivales, ferias del libro, mercados gastronómicos, ciclovías y vías verdes.
En 2014, CLUSTER propuso dos proyectos piloto, los pasajes Kodak y Phillips, para validar la hipótesis anterior y explorar el potencial de iniciativas artísticas y creativas como catalizadores urbanos. A falta de concejos municipales electos, el proyecto apuntaba a desarrollar un marco alternativo para la gobernanza urbana participativa, invitando a representantes de los involucrados en cada pasaje –residentes, comerciantes, vendedores ambulantes, desarrolladores, autoridades locales y organizaciones de la sociedad civil– a compartir sus intereses y aspiraciones, y también sus preocupaciones. El equipo de diseño se ocupó de abordar estos intereses contrapuestos valiéndose de elementos del paisaje urbano –bancas, farolas, azulejos y vegetación– como sitios de negociación, para que cada representante obtuviera la mayoría de lo que deseaba, un enfoque que apodamos «diplomacia urbana», en contraposición a una planificación excluyente. Se estableció además una comisión del pasadizo para su mantenimiento y cuidado. En 2020, a cinco años de su inauguración, el proyecto sigue siendo un modelo de espacio público vibrante e inclusivo en el centro de El Cairo que podría escalarse.
2. ALFABRIKA Laboratorio Creativo y Espacio de Creadores
ALFABRIKA es uno de los proyectos más recientes de CLUSTER para zanjar la brecha entre la capacitación formal y un saber arraigado y práctico. Está ubicado en Ard al-Liwa, un vibrante vecindario informal al oeste de El Cairo, con una amplia red de pequeñas industrias y talleres de manualidades, desde carpinterías y tapicerías hasta talleres de metal y vidrio. Además, alberga la segunda comunidad de reciclado de residuos más grande de El Cairo. ALFABRIKA está concebida como un espacio de encuentro que reúne a estudiantes de arte y diseñadores jóvenes con artesanos y dueños de pequeños talleres. Los equipos participan de un intercambio intensivo de conocimientos a través de una serie de talleres temáticos en torno a la reutilización creativa, artesanías con caña de bambú y la fabricación de muebles sociales. Utilizan herramientas manuales y de alta tecnología pasando por un proceso de investigación, diseño, manufactura y branding. Mientras los estudiantes, por un lado, aprenden a manufacturar productos fuera de los laboratorios de su universidad y de sus modos de conocimiento abstractos, los artesanos, por el otro, pueden interiorizarse sobre las últimas tendencias de diseño y el uso de maquinaria de última tecnología (cortadora láser, impresora 3D, CNC, etc.), a través de ejercicios de diseño y fabricación complementarios. De este modo, ALFABRIKA no solo desafía los límites entre los modos formales e informales de producción de conocimiento, sino que también contribuye a redefinir el papel de los actores creativos en una ciudad sumida en un mar de informalidad.
Estos proyectos ayudan a comprender un nuevo modo de práctica entre las iniciativas creativas. Si bien se considera que tienen una función catalizadora, corren el riesgo de llevar inadvertidamente a un proceso de gentrificación. Para evitar este riesgo, CLUSTER adopta un triple enfoque: inclusivo, incremental e intersticial. En primer lugar, trabajar con los involucrados y los representantes de la comunidad permite la coproducción de conocimiento en pos de un proceso de diseño más democrático. En segundo lugar, probar miradas más amplias a través de pequeños pilotos manejables y de bajo presupuesto permite que cada generación participe de la negociación de soluciones graduales y de la creación de su ciudad. En tercer lugar, el concepto de interfaz ofrece un enfoque táctico para promover la participación de la ciudad, tanto geográfica como políticamente.
Las prácticas de CLUSTER se encuentran en la intersección de creativos y activistas, entre el diseño y la promoción. Lo que damos en llamar Prácticas Urbanas Arraigadas es, en realidad, un fenómeno global que ocurre en muchas ciudades, provocado por condiciones específicas de cada contexto local: convulsiones políticas, crisis financieras o marcos desregulatorios. Las Prácticas Urbanas Arraigadas están enraizadas en sus comunidades y critican el statu quo mientras experimentan con estructuras legales, financieras y organizativas alternativas, influyendo en el espacio como catalizador del cambio