El año 2021 ha sido declarado Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible por las Naciones Unidas. Los artífices de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, reconociendo la importancia del sector creativo, incluyeron la creatividad y la cultura, junto con la economía y la tecnología, a la hora de trazar el camino hacia el desarrollo global.1 La creatividad y la cultura son reconocidas como factores que contribuyen al diálogo y el entendimiento entre los pueblos, empoderan a la gente para que se haga cargo de su propio desarrollo, y son la base de la innovación que puede promover el crecimiento inclusivo y sostenible.2 La pandemia de la COVID-19 confiere a los esfuerzos conjuntos de los gobiernos, la sociedad civil, el sector privado y las organizaciones sociales una nueva dimensión, y pone de manifiesto la importancia de la economía creativa como parte de la recuperación global.3
La resolución de la ONU respecto de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible destaca este sector como una herramienta importante para alcanzar, de un modo inclusivo y equitativo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esta resolución, que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó por consenso el 19 de diciembre de 2019, fue copatrocinada por 81 países (aproximadamente la mitad del mundo).4
En un futuro cercano, en un mundo que intenta recuperarse de una pandemia y de sus efectos sin precedentes, el camino del crecimiento económico es incierto. Promover las industrias culturales y creativas de un modo estratégico para lograr una recuperación sostenible e inclusiva tendrá beneficios a largo plazo, incluidos, entre otros, una mejora de la calidad de vida, la estimulación de la innovación y, gracias a ello, una economía más resiliente y con mayor capacidad de adaptarse ante los desafíos.5
Las industrias creativas aportan el 3% del PIB global.6 Pero esto está cambiando rápidamente a medida que la economía creativa global crece a un 9% anual, y un 12% anual en el mundo en vías de desarrollo.7 El valor del mercado global para los bienes creativos se duplicó de USD 208 mil millones en 2002 a USD 509 mil millones en 2015, un aumento en las tasas de crecimiento de las exportaciones de más del 7% en 13 años.8 Según pronósticos recientes, en los próximos años la economía creativa representará alrededor del 10% del PIB global.9
La economía creativa no es solo uno de los sectores de la economía mundial de más rápido crecimiento, sino que tiene un carácter altamente transformador en cuanto a generación de ingresos, creación de empleos e ingresos procedentes de las exportaciones.10 No obstante, las oportunidades suelen estar distribuidas de modo desigual y, a menos que se realicen esfuerzos, el deterioro ambiental asociado a este crecimiento puede ser grave. En este momento existe una oportunidad – antes de que el sector se desarrolle aún más– de configurar la economía creativa de un modo más inclusivo y sostenible.
A nivel global se destinan USD 31 billones11 de activos bajo administración a la inversión sostenible y de impacto. La inversión de impacto recompensa y escala aquellas empresas que cumplen con las normas de seguridad y dignidad del trabajador, ofrecen una compensación y beneficios justos, adoptan principios de diversidad y equidad, se involucran con la comunidad local y la respetan, y cuidan el medioambiente. El crecimiento de las inversiones de impacto se ha caracterizado por el desarrollo de instrumentos de inversión más eficaces, que intentan resolver las necesidades específicas de capital de industrias, temas de impacto, geografías y poblaciones.
Fundación Compromiso, Nesta y Upstart Co-Lab se han asociado para realizar este informe con el fin de crear conciencia acerca del potencial que existe para realizar inversiones de impacto en la economía creativa global. Si bien la inversión de impacto en la economía creativa es aún incipiente, cada vez hay más ejemplos de inversores interesados y de emprendedores de la economía creativa con conciencia social y ambiental. Tanto los gestores de fondos de los países desarrollados (incluidos los Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Alemania y Suiza), como los de los países en vías de desarrollo (por ejemplo, en todo África Oriental) están empezando a poner en marcha instrumentos de inversión que vinculan la inversión sostenible y de impacto con la economía creativa.
En este informe 44 expertos de 17 países han contribuido textos acerca de dos temas: la Creatividad en acción, que ilustra cómo la economía creativa se encuentra abordando cuestiones clave de inclusión y sostenibilidad, y Conectar capital de impacto, que describe una gama de iniciativas para financiar la actividad creativa alineándola con valores. Asesores patrimoniales, inversores de impacto, emprendedores creativos, funcionarios de gobierno y líderes del mundo artístico y de la comunidad han compartido su visión acerca de la economía creativa como fuente de oportunidades de calidad que permitirán a los inversores que comprenden el poder del arte, el diseño, la cultura, el patrimonio y la creatividad lograr un impacto social y ambiental, además de una recompensa financiera.
Los ejemplos y las perspectivas plasmados aquí pretenden inspirar a los encargados de formular las políticas globales, los gestores de fondos y asesores patrimoniales, los inversores institucionales y particulares y los donantes filantrópicos del ecosistema global para que la inversión de impacto priorice la economía creativa. Esperamos que este informe sirva también para llamar a la acción a los mecenas y coleccionistas de arte, a las organizaciones creativas comerciales y filantrópicas, y a los principales artistas y diseñadores respecto de una nueva oportunidad para atraer recursos financieros a proyectos valiosos en los campos del arte, el diseño, el patrimonio y la creatividad.
¿Qué es la economía creativa?
La definición de lo «creativo» resulta a la vez nueva y eficaz.12 El término «economía creativa» se introdujo en un artículo que escribió Peter Coy en 2000 acerca de la transformación inminente de la economía mundial, que pasaría de una economía industrial a una economía en que la fuerza más poderosa es «el poder cada vez mayor de las ideas».13 John Howkins desarrolló este concepto en el libro que publicó en 2001, The Creative Economy: How People Make Money from Ideas (La economía creativa: cómo las personas hacen dinero de las ideas). Allí describe la economía creativa como una nueva forma de pensar y hacer que revitaliza la industria manufacturera, los servicios, el comercio minorista y la industria del entretenimiento, enfocándose en las destrezas o los talentos individuales, y el arte, la cultura, el diseño y la innovación.14
La «economía creativa» ocupó un lugar en la agenda económica y de desarrollo global durante la XI sesión de la Conferencia Ministerial de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD XI) en San Pablo, Brasil, en 2004.15 Luego, un grupo de trabajo compuesto por varios organismos de las Naciones Unidas definió la economía creativa esencialmente como «las actividades económicas derivadas del conocimiento, sobre las que se basan las ‘industrias creativas’». La definición se extiende a todos los sectores de las industrias creativas que también se consideren una fuente importante de valor comercial y cultural, incluido el comercio, la mano de obra y la producción.16
Hoy las definiciones de la economía creativa se encuentran generalmente vinculadas con las iniciativas encaminadas a medir la actividad económica dentro de una geografía específica. Se elige un grupo relevante de industrias del arte, la cultura, el diseño y la innovación, y se evalúa la contribución económica de aquellas industrias dentro de una región. Un grupo exclusivo de industrias define cada economía creativa local, reflejando la cultura, las tradiciones y el patrimonio del lugar.
Basado en una investigación realizada por la Creative Economy Coalition (CEC), un grupo de trabajo de la National Creativity Network; el National Endowment for the Arts y el Bureau of Economic Analysis; Americans for the Arts; el Departamento de Cultura, Medios y Deportes del Reino Unido; Nesta, una fundación de innovación del Reino Unido; y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Upstart Co-Lab definió la economía creativa identificando un conjunto de 145 industrias involucradas con los insumos, la producción y la distribución de productos creativos, empleando el Sistema de Clasificación de la Industria de América del Norte (NAICS). Upstart Co-Lab agrupa estas industrias en cinco pilares de la economía creativa: moda ética, alimentos sostenibles, medios de comunicación con impacto social, otras industrias creativas y lugares creativos.
Las industrias creativas a nivel global generaron un ingreso de USD 2,25 billones, y emplearon formalmente a 29,5 millones de personas en todo el mundo en 2013, el último año en que la UNESCO encargó una investigación.17 En los mercados emergentes, la economía artesanal es uno de los principales motores de empleo informal para cerca de 300 millones de personas,18 y se proyecta que alcance una valuación global de USD 985 mil millones para 2023.19
Definiciones de la economía creativa
Moda ética – Compañías que producen ropa, zapatos, joyas y accesorios, que abordan de modo proactivo los desafíos de la industria respecto de la mano de obra, el impacto ambiental, la gobernanza y/o la conservación del patrimonio cultural.
Alimentos sostenibles – Productores y proveedores de alimentos, bebidas y experiencias que abordan de modo proactivo la conservación de los recursos, la protección del patrimonio cultural y/o el acceso a los alimentos saludables, además de crear conciencia sobre ello entre los consumidores.
Medios de comunicación con impacto social – Compañías que aprovechan el poder de la comunicación, la narración y la tecnología para generar un impacto social positivo a escala, brindar una plataforma para las voces subrepresentadas y/o constituir una fuerza laboral diversa.
Otras industrias creativas – Otros negocios de instalaciones, insumos, producción y distribución en las industrias del arte, el diseño, la cultura y el patrimonio, que funcionan de manera sostenible, proporcionan empleos de calidad y generan impacto social.
Sitios creativos – Proyectos inmobiliarios que son asequibles, se dirigen a negocios o personas de la economía creativa, y benefician a los vecinos de la zona, tales como espacios de trabajo de bajo costo para artistas y empresas de la economía creativa.
¿Qué es la inversión de impacto?
Inversión de impacto es invertir con la intención de generar un impacto social y ambiental positivo y medible, además de un retorno financiero.20 Es un enfoque de inversión que puede aplicarse a todo tipo de activos, y que se opone a la separación tradicional de los factores de riesgo ambiental, social y de gobernanza en las decisiones de inversión que solo se orientan a retornos financieros. Los inversores de impacto consideran no solo sus metas de retorno financiero, sino cómo alinear sus inversiones con sus objetivos y valores sociales y/o ambientales.
Si bien la terminología varía entre los especialistas, a los efectos de este informe, la inversión de impacto es el término paraguas que abarca conceptos como inversión sostenible, ESG (invertir en compañías que adoptan buenas prácticas ambientales, sociales y de gobernanza) e ISR (inversión socialmente responsable o inversión de impacto sostenible y responsable).
Definiciones de la inversión de impacto
A los efectos de este informe, la inversión de impacto es el término paraguas que abarca una variedad de conceptos superpuestos:
Los factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG por sus siglas en inglés) son datos no financieros que los inversores pueden considerar como parte de su análisis de inversión, para evaluar si sus inversiones promueven prácticas sostenibles, justas y eficaces, y mitigan riesgos potenciales.
Las inversiones de impacto son inversiones realizadas en empresas, organizaciones y fondos, con la intención de generar un impacto social y ambiental medible además de un retorno financiero. Las inversiones de impacto pueden realizarse tanto en mercados emergentes como en mercados desarrollados, y tienen como objetivo un rango de rentabilidad que va desde valores por debajo del mercado hasta valores de mercado, dependiendo de las circunstancias. Los inversores de impacto buscan activamente colocar el capital en empresas y fondos que puedan aprovechar el poder positivo de la empresa.
Inversión socialmente responsable (ISR), inversión socialmente consciente, “verde” o ética es una estrategia de inversión que considera tanto el retorno financiero como el bien social. En general, los inversores socialmente responsables alientan prácticas empresariales que promueven el cuidado del medioambiente, la defensa del consumidor, los derechos humanos y la diversidad.
Inversión sostenible es la inversión que espera obtener beneficios a largo plazo en las áreas social, ambiental y de gobernanza. Para desarrollar acciones estratégicas se fija una visión de futuro sostenible como punto de referencia.
Si bien el término inversión de impacto se acuñó recién en 2008 y la transversalización de este enfoque tiene diez años, a lo largo de la historia su filosofía subyacente está presente en muchos ejemplos. Los inversores llevan mucho tiempo empleando sus inversiones para reflejar sus valores e impulsar un cambio social: desde los cuáqueros, que se negaron a permitir que sus medios económicos financiaran el comercio de esclavos, hasta órdenes religiosas que no invertían en “acciones pecaminosas”, y el movimiento anti-apartheid de desinversión de los años ochenta.
Además de este screening negativo,21 han surgido estrategias más proactivas, que no buscan solo limitar el universo invertible excluyendo actividades que se consideran perjudiciales para la sociedad y el medioambiente, sino fomentar activamente las oportunidades constructivas. Las instituciones financieras de desarrollo comunitario22 orientan las inversiones hacia la generación de oportunidades económicas en comunidades marginadas. Los fondos de impacto de etapas iniciales invierten de modo estratégico en compañías que promueven la energía renovable o respaldan deliberadamente a mujeres emprendedoras. Los fondos mancomunados de capital público, que giran alrededor de temas como la justicia social o los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, invierten en compañías con mejores prácticas corporativas alineadas con dichos objetivos.
A comienzos de 2018, los activos de inversión de impacto bajo administración a nivel global ascendían a USD 31 billones, un incremento del 34% respecto de 2016.23 La cantidad de capital destinado a la inversión de impacto ha crecido significativamente en los últimos años a medida que las instituciones financieras líderes del mundo suman equipos de asesores expertos en inversión de impacto y lanzan nuevos fondos de impacto en respuesta a la demanda de clientes y a una conciencia cada vez mayor del papel que cumplen las empresas en la sociedad. En el momento de redactar el presente informe en 2020, Apollo Global Management, Bain Capital, Bank of America, BlackRock, Blackstone, Goldman Sachs, JP Morgan, Morgan Stanley y UBS tienen equipos especializados en inversión de impacto, y Generation Investment Management, KKR, LeapFrog Investments, Prudential Financial, Turner Impact Capital y UBS se encuentran gestionando fondos de inversión de impacto por un valor de USD 1000 millones o más.24
El surgimiento de fondos especializados en inversión de impacto responde a expectativas cambiantes respecto del papel que desempeña el mundo de los negocios en la sociedad. Desde 2018 Larry Fink, CEO de BlackRock, la compañía de administración de activos más grande del mundo, ha insistido, en las cartas anuales que escribe a directores ejecutivos e inversores, en el vínculo existente entre las ganancias y la sostenibilidad, el largo plazo y el propósito. En sus cartas de 2020, afirmó que “la sostenibilidad debe ser nuestro nuevo estándar para invertir”.25 En 2019, David Rubenstein, fundador y copresidente ejecutivo de The Carlyle Group (una compañía multinacional de capital privado, gestión de activos alternativos y servicios financieros) afirmó que, en el futuro, las compañías probablemente serán “juzgadas casi tanto por sus contribuciones y desempeño ambiental, social y de gobernanza como por su desempeño financiero. Y las compañías que tengan un buen desempeño financiero pero que tengan un bajo puntaje en cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza, quizá no tengan tanto valor en el mercado como lo tendrían hoy”. Rubenstein ratificó esta declaración en 2020 con un compromiso de toda la compañía de “invertir para generar impacto”, afirmando que “son precisamente las metas sociales del inversor de impacto –la diversidad y la inclusión, la sostenibilidad ambiental, la gobernanza responsable– lo que generan cada vez más la rentabilidad superior a la del mercado que busca el mercado en su totalidad”.26 En su Declaración sobre el Objetivo de una Corporación, en 2019, Business Roundtable, una asociación que reúne a los CEO de las mayores corporaciones de los Estados Unidos, se comprometió con todas las partes interesadas – incluidos, clientes, empleados, proveedores, comunidades y el medioambiente–, al igual que con los accionistas, al afirmar: “instamos a los principales inversores a apoyar a las compañías que crean valor a largo plazo invirtiendo en sus empleados y en las comunidades”.27 La declaración da cuenta de un cambio profundo respecto de la doctrina de los últimos cincuenta años que daba primacía a los accionistas.
La inversión de impacto en la economía creativa actual
La economía creativa no ha sido bien comprendida por el sector de las inversiones de impacto. A modo de ejemplo, durante 10 años la Red Global de Inversiones de Impacto (GIIN por sus siglas en inglés) ha recopilado información acerca de arte y cultura en la encuesta anual de inversores de impacto que realiza a sus 289 miembros de todo el mundo, que en total representan una suma de USD 221 mil millones en activos de impacto bajo administración. En 2020 se informó que el sector de arte y cultura representa solo un 0,1% de los activos bajo administración, y que solo el 9% de los encuestados les asigna recursos. Sin embargo, el informe de 2020 indica que los líderes de la inversión de impacto están empezando a reconocer el error de restringir demasiado el concepto de economía creativa. Así, por primera vez la GIIN reconoció en el informe de 2020: “Es posible que los recursos que se asignan a algunos sectores sean mayores en la realidad que lo que se refleja en estos análisis. Por ejemplo, algunos inversores participan activamente del arte y la cultura a través de sus inversiones en otros sectores, como la vivienda y la educación. Estas inversiones pueden estar incluidas aquí en el sector de inversiones en vivienda o educación, aunque también tengan un impacto en el arte y la cultura.”28
Una definición demasiado restringida de los sectores del arte y la cultura desaprovecha las oportunidades importantes y cada vez mayores que tienen los inversores de impacto a su disposición. El informe de 2018 de Upstart Co-Lab, Hiding in Plain Sight: Impact Investing in the Creative Economy,29 identificó más de 100 fondos de capital privado, deuda privada e inversión inmobiliaria, que representan aproximadamente USD 60 mil millones en activos bajo administración, que habían estado activos en la economía creativa. El 19% de los fondos revisados contaban con estrategias explícitas de economía creativa o invertían exclusivamente en una o más de cinco categorías de la economía creativa. Un tercio de los fondos invertía en múltiples categorías de la economía creativa. La mayoría de los fondos del estudio se concentraba en temas de impacto vinculados con el medioambiente, los empleos de calidad, las mujeres y las niñas, o los emprendedores de color. Si bien la creatividad y la cultura no eran la prioridad declarada de la mayoría de los fondos analizados, muchas de las compañías de sus carteras pertenecían a las industrias creativas, lo cual demuestra una estrecha correlación entre la economía creativa y el impacto social y ambiental. En los últimos años ha crecido significativamente la preocupación de los consumidores respecto de cómo se producen sus alimentos, sus prendas de vestir y los productos de entretenimiento que consumen. Puede que en el pasado el bienestar de la humanidad y la salud del planeta hayan sido cuestiones de nicho, pero se han convertido hoy en una tendencia transversalizada. Los consumidores están exigiendo prácticas de negocio sostenibles y éticas en las empresas de las que son clientes y están votando con sus billeteras. Pero no se trata solo de la sostenibilidad y la ética. Los consumidores también se encuentran reclamando productos y experiencias más interesantes, más variados y más auténticos. Los cambios en el poder adquisitivo en todo el mundo obligan a las compañías a diversificar su oferta para atraer a muchos más públicos diferentes.
Los inversores de impacto se sienten atraídos a la economía creativa por su escala: problemas globales, grandes oportunidades de mercado, fuerte demanda de los consumidores. Los primeros inversores de impacto en la «moda ética» están intentando reinventar la cadena de suministro mundial priorizando la sostenibilidad ambiental y mejorando los medios de subsistencia. Los inversores en comida sostenible apuestan a que nuevos productos y experiencias deliciosas y emocionantes se traduzcan en personas saludables y un planeta sano. Los pioneros de los medios de comunicación con impacto social advierten el poder que tienen las historias que provienen de voces que antes estaban subrepresentadas para formar opiniones e impulsar la acción; simultáneamente, crean empleos de calidad y oportunidades económicas. Los desarrolladores de bienes raíces en los Estados Unidos, en sitios como Denver, Chicago, Los Ángeles y Nueva York, están incorporando la creatividad y la cultura a proyectos de gran escala, que tienen usos e ingresos mixtos, añadiendo así valor a sus activos y a las comunidades circundantes. La intersección fundamental de ganancias y propósito se manifiesta en cada una de las industrias que forma parte de la economía creativa.
Ejemplos de la inversión de impacto en la economía creativa
La economía creativa tiene la capacidad de cautivar, involucrar, educar y activar a consumidores más conscientes, como para obtener los beneficios de las cadenas de suministro éticas y sostenibles, y de todo el poder que tienen los medios de comunicación para impulsar cambios positivos. Los inversores de impacto más experimentados ya están poniendo el capital a trabajar en la moda ética, la comida sostenible y los medios de comunicación con impacto social, a fin de lograr objetivos sociales y ambientales, tales como la conservación ambiental, la igualdad racial y de género, y el acceso a oportunidades económicas. Quienes están interesados en promover una economía creativa que sea inclusiva, equitativa y sostenible encontrarán muchas oportunidades para desplegar sus capitales alineados con valores. Los coautores de este informe proporcionan testimonios elocuentes respecto del poder que se genera cuando se conecta a inversores comprometidos con emprendedores creativos.
A continuación se incluyen otros ejemplos de fondos que permiten que los inversores de impacto desplieguen capital para la economía creativa:
Community Investment Management (CIM) es un administrador institucional de inversiones de impacto que proporciona financiamiento estratégico de deuda para escalar y demostrar innovación responsable al financiar a pequeñas empresas y otros prestatarios con poco acceso al crédito en los Estados Unidos. CIM invierte en los productos crediticios de prestamistas innovadores no bancarios, incluidos, entre otros, plataformas online de marketplace lending que están abordando la brecha de financiamiento entre los bancos y los prestamistas alternativos de alto costo. CIM financia de dos a tres veces más empresas pertenecientes a mujeres, personas de color y veteranos que los bancos e instituciones financieras convencionales. En su conjunto, las empresas financiadas por CIM generaron ingresos totales por USD 8 mil millones, crearon 10.000 empleos y mantuvieron otros 69.000 puestos de trabajo. Además, el 24% de la cartera de préstamos para pequeñas empresas de CIM está destinado a la economía creativa tal como la define Upstart Co-Lab.
LISC NYC Inclusive Creative Economy Fund financia espacios de trabajo asequibles que permiten que los creativos inicien y desarrollen empresas, contraten empleados para empleos de calidad de la economía creativa del siglo XXI, y mantengan el espíritu de la ciudad de Nueva York como el lugar donde se produce y no solo se consume creatividad. Se trata del primer fondo de inversión de impacto dirigido a las artes, el diseño, la cultura y la creatividad en el contexto del desarrollo comunitario, y está gestionado por la Local Initiatives Support Corporation (LISC). El fondo, que cerró 2019 en USD 6,2 millones, ofreció a los inversores un bono a ocho años con un interés anual de 2,75%. LISC tiene una calificación AA de S&P. El fondo se desarrolló y se lanzó en sociedad con Upstart Co-Lab.
Purpose Evergreen Capital GmbH & Co. KGaA (PEC) es un holding que aporta capital paciente para financiar compañías comprometidas con la propiedad responsable (“steward ownership”), un enfoque económico y legal de la gobernanza corporativa que asegura la autodeterminación organizacional y protege la misión y la independencia de la compañía a largo plazo. Las empresas de propiedad responsable están gobernadas por quienes participan directamente de las operaciones del negocio, no por accionistas externos. PEC se enfoca en cuatro objetivos de impacto: apoyar la gobernanza corporativa equitativa, promover la seguridad económica de los empleados, fomentar la inclusión en el lugar de trabajo y alentar el desarrollo comunitario por medio de la creación de empleo. PEC invierte en compañías rentables y maduras, alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU en sectores que incluyen la moda y los textiles, los alimentos orgánicos y la agricultura, y las plataformas digitales. PEC reporta que aproximadamente el 60% de su cartera de inversiones actuales y las previstas para el futuro se encuentra en la economía creativa tal como la define Upstart Co-Lab.
La economía creativa como fuente de capital de inversión de impacto
Los fondos de pensiones, los fondos soberanos, las fundaciones de caridad y las universidades han sido activos inversores de impacto institucionales durante los últimos diez años. Si bien este informe se enfoca principalmente en las oportunidades de inversión de impacto que están disponibles en la economía creativa, sería incompleto si no incluyera también las instituciones del sector cultural como fuente potencial de capital de inversión de impacto. Se trata de una nueva función para estas organizaciones, pero ya existen algunos ejemplos iniciales.
En 2020 Netflix, una compañía con sede en los Estados Unidos, que produce y provee servicios de medios y cotiza en bolsa, asumió el compromiso de destinar el 2% de sus tenencias en efectivo –en un principio, hasta USD 100 millones– a organizaciones e instituciones financieras que apoyen directamente a las comunidades afroamericanas en los Estados Unidos. Netflix lo define como parte de su compromiso con la igualdad racial y un esfuerzo por resolver un factor que contribuye a que el 19% de las familias afroamericanas tengan un patrimonio negativo o directamente ningún patrimonio, lo cual es más del doble de la tasa de los hogares blancos, según la Reserva Federal de los Estados Unidos.
En 2019 la Fundación Andy Warhol destinó el 25% de su fondo patrimonial de USD 300 millones a una estrategia socialmente responsable. Ese mismo año, la Souls Grown Deep Foundation & Community Partnership, dedicada a impulsar el trabajo de artistas afroamericanos del sur y a apoyar sus comunidades promoviendo el empoderamiento económico, la justicia racial y social y el progreso educativo, adoptó una política 100% enfocada en la inversión de impacto. Building for the Arts, una productora de iniciativas artísticas comunitarias, y Creative Capital, un financiador de artistas innovadores, invirtieron de sus fondos patrimoniales en el Fondo Inclusivo de Economía Creativa de la Ciudad de Nueva York perteneciente a la Local Initiative Support Corporation, el primer fondo de desarrollo comunitario destinado a la inversión de impacto en la economía creativa de los Estados Unidos (desarrollado en sociedad con Upstart Co-Lab), en 2018 y 2019, respectivamente.
Desde 2018, el Museo del Louvre ha asignado el 5% de su fondo de € 250 millones a la inversión socialmente responsable, haciendo hincapié en empresas de artesanías tradicionales, turismo cultural, patrimonio cultural y educación, todas temáticas vinculadas a la misión del museo.30 Por ejemplo, el fondo ha invertido en Mirabaud Patrimoine Vivant (Patrimonio Vivo), un fondo de inversión privado centrado en negocios de artesanos europeos y artesanías tradicionales, que pertenece a Mirabaud Asset Management, una gestora de fondos comprometida con la inversión socialmente responsable. Las inversiones también incluyen Alpha Diamant II, un fondo de capital privado que invierte en desarrollo de capitales y que dona el 80% de la rentabilidad que supera el 5% al apoyo de la educación; y Alter Equity, un fondo de riesgo que invierte en empresas que generan soluciones ambientales y sociales y que dona la rentabilidad que supera el 5% a proyectos de patrimonio cultural francés; ambos fondos están generando un «rendimiento excelente».31
En 2016 el Museo Field de Chicago y el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York se comprometieron a desinvertir en combustibles fósiles para alinearse con su programa y su postura política respecto del cambio climático.32 En 2015 el Instituto de las Artes de California (CalArts)se comprometió a desinvertir en combustibles fósiles, e informa que entre 2016 y 2020 el cambio generó ganancias de inversión de aproximadamente USD700.000 para CalArts.33
Al momento de publicarse el presente informe, existe una gran incertidumbre respecto del futuro. Ojalá este sea el inicio de un esfuerzo conjunto de todos los países del mundo por lograr un cambio social y ambiental positivo mediante la economía creativa en tanto el mundo se reconstruye tras la pandemia de la COVID-19.
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- Las industrias creativas incluyen una amplia gama de bienes y servicios que incluyen desde bienes como libros, pinturas, industrias musicales, DVD, juguetes hasta servicios como publicidad, investigación de mercado y servicios de opinión pública, servicios de arquitectura, ingeniería y otros servicios técnicos, servicios de investigación y desarrollo, y servicios personales, culturales y recreativos (incluidos servicios audiovisuales y otros servicios culturales y recreativos).
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- http://thegiin.org/impact-investing/need-to-know/#what-is-impact-investing
- El screening negativo hace referencia a la exclusión de compañías que no cumplen con criterios específicos y predeterminados.
- Las instituciones financieras de desarrollo comunitario son instituciones financieras privadas que están comprometidas con ampliar las oportunidades económicas de las comunidades de bajos ingresos, facilitando el acceso a productos y servicios financieros para los residentes y las empresas locales; este modelo se desarrolla principalmente en los Estados Unidos.
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